Educación canina en positivo: Marcas de Ausencia de Refuerzo (MAR)
Frecuentemente, en círculos relacionados con la educación canina en positivo, se habla sobre las denominadas Marcas de Ausencia de Refuerzo, en adelante MAR. Su uso puede suscitar polémica debido a que se suelen relacionar con la utilización del castigo en la educación de nuestro perro.
En la educación canina en positivo no se utiliza el castigo positivo, como pueden ser: tirones de correa, golpes con la mano, etc., ni siquiera se recurre al castigo positivo verbal de un grito desagradable (como el típico «¡NO!»). Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el «NO» y la MAR? ¿Qué buscamos cuando damos una MAR y qué se busca con el «NO»? ¿Cuáles pueden ser los riesgos de la utilización de la MAR?
Definición
Una de las definiciones más referenciadas y conocidas de MAR, así como una de las más claras y completas, es la que nos ofrece Jean Donaldson en su libro “El Choque de Culturas” en el que se define como: “una señal que le indica al perro que ha perdido un refuerzo o que sus posibilidades de refuerzo han quedado reducidas a cero a causa del comportamiento que acaba de ofrecernos”.
¿Cómo se lleva esta definición a la práctica?
Condicionamos una frase para comunicarle al perro que se está alejando del comportamiento esperado; algo muy similar al típico juego del “frío-caliente”. Jean Donaldson propone la utilización de “Mal” y “Mala suerte”, pero se utilizan otros como el “No, no” o el “ah, ah”. Lo importante es la forma de decir la frase con una entonación que debe ser lo más neutra posible. Hay que recordar que el objetivo no es asustar al perro sino ayudarle a que cambie su estrategia y guiarle para llegar a obtener el refuerzo.
¿Cuál es la diferencia entre el «NO» correctivo y la MAR?
Aunque existen varias diferencias, vamos a destacar dos muy importantes:
1. El objetivo de la MAR es ayudar al perro a buscar el comportamiento que le lleve a conseguir el premio. Por el contrario, el objetivo del «NO» correctivo es disminuir la frecuencia del comportamiento mostrado por el perro. La MAR no se puede utilizar si no es para reforzar o bien el comportamiento buscado o bien uno próximo a éste (trabajando por aproximaciones sucesivas).
2. El «NO» correctivo se pronuncia de forma intimidatoria y las experiencias asociadas a la señal verbal suelen ser castigos positivos adicionales como tirones de correa, golpes con la mano, gritos, etc. La MAR NUNCA se asociará a un castigo positivo (aparición de algo desagradable para el perro que disminuya la conducta). Conceptualmente hablando, la MAR sería denominada castigo negativo, es decir, desaparición de algo agradable para el perro que disminuye la conducta. Por eso Jean Donaldson afirma que la MAR es un castigo negativo condicionado.
¿Cuáles pueden ser los riesgos de la utilización de la MAR?
A la hora de utilizar la MAR se pueden cometer errores, al igual que con cualquier otra herramienta usada en el adiestramiento. La preocupación principal del guía al utilizar la MAR debe ser no aumentar la frustración del perro derivada de no encontrar la solución al problema. Existen perros que no son capaces de gestionar adecuadamente sus emociones, lo que les conduce a niveles de distrés (estrés negativo) muy altos que pueden llegar a provocar enfermedades cardiacas, gástricas, problemas de piel, etc. (Scholz y Von Reinhardt, 2007). La responsabilidad del guía es leer correctamente las señales que el perro emite, ayudándole para conseguir el objetivo, minimizando el estrés y evitando la tan temida frustración. Un conjunto de señales que pueden aparecer cuando se utiliza la MAR y son indicadores del incremento de los niveles de estrés negativo son:
o Realizar movimientos de desplazamiento cuando intenta resolver el problema (un perfecto “back”)
o Bostezar
o Babear
o Lamerse los labios
o Musculatura tensa
o Cambio de color de los ojos y dilatación de las pupilas
o Temblar o sacudirse (sin estar mojado)
o Ladrar, gimotear, aullar
o Quedarse inmóvil
o Perder la concentración, dando la espalda o evitando contacto ocular
o Utilizar señales de calma para reducir el estrés (Rugaas, 2001).
En el momento que estas señales empiezan a aparecer se debe ayudar sutilmente al perro a resolver el problema y evitar que pierda el interés o llegue incluso a bloquearse. Una repetición excesiva del ejercicio o una exigencia al aprendiz mayor de la que es capaz de gestionar, puede llevarle a situaciones de conflicto que lleguen a generar problemas mayores como estrés crónico, ansiedad o incluso la indefensión aprendida. Otro riesgo que se corre al usar la MAR es la posible inhibición del comportamiento ofrecido cuando el perro con el que se trabaja es tremendamente sensible. Por ejemplo, si moldeamos el cobro de un objeto, como una cesta, por su asa y utilizamos la MAR cuando el perro intenta cobrar la cesta pero no por su asa, podemos provocar una vuelta atrás en el avance. Por último, ante perros o ejercicios donde la motivación es baja, no se aconseja la utilización de la MAR ya que puede disminuir todavía más su motivación, complicándonos el alcance de resultados satisfactorios.
Conclusiones
Se debe tener presente siempre la idea de que la MAR debe usarse como una ayuda para el perro. En cualquier otro caso, no se ha de utilizar, ya que podemos llegar a convertirla en un castigo positivo dependiendo de nuestro estado emocional. Desde el punto de vista del guía, se debe planificar antes de iniciar la sesión de educación si se va a utilizar la MAR para el ejercicio a trabajar y, en caso afirmativo, tener claro el criterio de su utilización, es decir, bajo qué situación se pronunciará la MAR. Exactamente igual que antes de iniciar una sesión de entrenamiento, se debe tener claro el criterio a premiar en función del grado de avance del perro, distracciones del entorno, temperatura y humedad del suelo, etc.