Nuestro perro es nuestro mejor amigo, pero quizás hayas notado que, últimamente, tu compañero de cuatro patas presenta comportamientos agresivos contigo. Te encuentras con que te gruñe, te marca o, en el peor de los casos, te ataca sin que encuentres un motivo aparente.
Sabemos que esta es una experiencia desconcertante y perturbadora cuando ocurre, pero no estás solo y no eres el único confundido.
En este artículo, hablaremos de las posibles razones por las que ha cambiado el comportamiento de tu perro, de los métodos para controlar el comportamiento agresivo y de qué hacer si el problema no se resuelve fácilmente.
Posibles razones del comportamiento agresivo
El primer paso para resolver cualquier problema es identificar la causa raíz. El comportamiento agresivo en los perros puede deberse a una gran variedad de factores y, a menudo, es una combinación de estos lo que desencadena el comportamiento.
Algunas razones comunes del comportamiento agresivo en los perros o circunstancias relacionadas con estos comportamientos son:
- Miedo
- Aprendizaje
- Protección de recursos
- Ansiedad o estrés
- Enfermedad o dolor
- Poca o inadecuada socialización
- Haber sido separado de la madre y hermanos de camada prematuramente
Cómo controlar el comportamiento agresivo en un perro
Una vez que hayas identificado el origen de los comportamientos agresivos de tu perro, es el momento de abordar el problema.
Estos son algunos consejos que puedes utilizar para frenar el comportamiento agresivo y hacer que tu perro se sienta más cómodo y seguro en casa:
- Olvídate de las correcciones: por supuesto de las físicas, pero también las verbales. Dañan vuestro vínculo y empeoran la situación. Por el contrario, trátalo con cariño y atención. Asegúrate de que dedicas tiempo a interactuar con él en la medida en que él lo desee, adaptándote a sus preferencias, y a cuidarlo a diario, cubriendo todas sus necesidades.
- Mantén la coherencia en las normas de convivencia tanto tú como el resto de los miembros que convivan con el perro. La rutina y saber qué esperar en cada momento confiere una cierta sensación de control y seguridad a los perros. Si has cambiado recientemente su rutina o has añadido algo nuevo a tu vida que le estresa, intenta que todo vuelva a la normalidad en la medida de lo posible.
- Vigila sus interacciones: si tu perro está empezando a dar muestras de reactividad hacia otros perros o con personas, vigila de cerca sus interacciones y, si es necesario, evítalas o retíralo de cualquier situación que pueda ser problemática antes de que las cosas empiecen a subir de tono. Un buen vínculo que te permita captar su atención en estos momentos antes de que detone será fundamental.
- Entrena ejercicios de educación básica, como la llamada de forma divertida, que te beneficien en los contextos complicados.
Cuándo buscar ayuda profesional
Si has probado todas estas técnicas y el comportamiento agresivo de tu perro no mejora, puede que haya llegado el momento de buscar ayuda de un profesional.
Un adiestrador canino o un especialista en comportamiento puede ayudarte a identificar la causa subyacente del comportamiento de tu perro y a desarrollar un plan personalizado para abordar el problema.
En algunos casos muy puntuales, puede ser necesario incluso que se paute algún tipo de tratamiento para ayudar a regular el comportamiento de tu perro.
Conclusiones
Tratar con un perro que presenta comportamientos agresivos puede ser una experiencia estresante y confusa.
No obstante, si identificas los posibles desencadenantes, pones en práctica los consejos que te hemos contado y buscas ayuda profesional cuando sea necesario, podrás tomar el control de la situación y ayudar a tu amigo peludo a volver a ser el compañero cariñoso que fue.
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