Pues bien, aunque quizás no des crédito ante tal comportamiento, lo cierto es que se trata de una escena bastante habitual para la mayoría de los guías. Están paseando a su querido compañero de cuatro patas una mañana y, de repente, el perro se detiene, olisquea el suelo y, a continuación, ¡come caca!
La primera vez que ocurrió, puede que te sintieras disgustado o desconcertado, quizá sin saber si debías apartar a tu mascota de esas heces tan poco apetitosas desde nuestro punto de vista humano o dejarle terminar su suculento «manjar».
Exploremos en profundidad por qué los perros pueden hacer eso y qué podemos hacer para evitarlo.
Factores que influyen en que un perro coma caca
El primer paso para comprender el comportamiento es distinguir entre las distintas razones que pueden llevar a un perro a comer excrementos:
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Relacionadas con la edad
Cuanto más joven y sano sea un cachorro, más probable será que comer excrementos le resulte tentador.
Los cachorros a menudo necesitan explorar su entorno y aprender a través de sus sentidos, lo que puede incluir el acto de comer heces.
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Deficiencia nutricional
Otra causa importante de la coprofagia -término más técnico para el acto de comer heces- es una dieta que presenta déficits nutricionales.
Un perro que no obtiene suficientes nutrientes, vitaminas y minerales de su comida puede buscar lo que le falta en su dieta comiendo cacas.
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Estrés
Existen pruebas que apoyan la teoría de que los perros estresados tienen una mayor tendencia a comer heces.
Esto incluye a los perros que no tienen cubiertas todas sus necesidades, a los que se han quedado solos durante largos periodos de tiempo, que no tienen paseos de calidad suficientes o a los perros que viven momentos de mucho estrés, como una mudanza, la llegada de un nuevo miembro humano a la familia o una nueva mascota.
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Curiosidad
Por extraño que pueda parecernos, algunos perros simplemente encuentran “intrigante” la idea de comer heces.
También es habitual que el olor que desprenden para ellos determinadas heces de ciertos animales o de otros perros que tienen dietas específicas les resulten especialmente atractivos. Por ejemplo, es bastante común que prefieran las cacas de gatos, de conejos, de vacas…
¿Es perjudicial para un perro comer cacas?
En general, comer pequeñas cantidades de heces no es perjudicial para un perro adulto que, por lo demás, está sano, y este acto no constituye un problema médico como tal. Sin embargo, sí que es cierto que puede acarrear problemas si las heces están infectadas con parásitos o bacterias.
Esto es especialmente relevante en el caso de los perros inmunodeprimidos. Por tanto, sí puede ser una buena idea llevar a tu compañero peludo a una revisión veterinaria en busca de parásitos o infecciones bacterianas si te encuentras preocupado y crees que correr algún riesgo.
Cómo evitar que tu perro coma caca
A pesar de lo frustrante que puede resultar comer caca, hay algunas formas sencillas y baratas de poner fin al problema.
Ante todo, asegúrate de que tu perro sigue una dieta que satisfaga todas sus necesidades individuales de nutrientes.
Puedes consultar a tu veterinario o a un especialista en nutrición canina para averiguar las proporciones adecuadas para su edad, tamaño, nivel de actividad y cualquier otra necesidad específica.
Otra clave importante para la prevención de la coprofagia, como ya hemos comentado, es asegurar que cuenta con todas sus necesidades cubiertas en cuanto a paseos suficientes y de calidad, estimulación mental, niveles de estrés, etc. Esto ayudará a evitar la reacción impulsiva de comer caca.
También puedes recurrir a un educador canino respetuoso que te oriente sobre cómo abordar el problema si te preocupa especialmente. Incluso puede que sea necesaria hacer una consulta de comportamiento con un etólogo canino si tu perro realmente va un paso más allá y presenta un problema de coprofagia.
En general, los cachorros son más sensibles a la creación de hábitos, así que, si sorprendes a tu perro comiendo cacas, es mejor saber cómo abordarlo desde el principio. Recuerda que regañarle nunca es una opción. Además del estrés que le puedes generar y el posible deterioro de vuestro vínculo, puedes obtener los resultados opuestos a lo que deseas y que tu perro cada vez desee comer más heces.
Establecer una relación positiva con tu compañero peludo puede marcar la diferencia a largo plazo.
Por último, además de evitar zonas donde haya más riesgo de ingestión de excrementos, puedes enseñar a tu perro de forma divertida y agradable la señal “deja” para que no coja del suelo algo que no deseas porque pueda suponer un riesgo. Puedes ver cómo hacerlo en este vídeo.
Conclusión
El aparentemente extraño problema de que un perro coma heces es algo con lo que todos los guías se encontrarán, probablemente, en algún momento de la vida de su perro.
Es importante recordar que este comportamiento no suele ser perjudicial y que hay algunas formas sencillas de prevenir el problema. Un educador canino puede ayudarte si tienes dudas al respecto.
Por último, si crees que existe un problema mayor subyacente en tu mascota, consulta a tu veterinario para tratar el asunto con más detalle: él podrá darte el mejor consejo para la situación concreta de tu perro. Es importante descartar diversos problemas de salud, como pancreatitis, alergias alimentarias o síndromes de malabsorción.
Una vez descartados los problemas físicos, puedes recurrir a un especialista en comportamiento canino que diagnostique el problema y te ofrezca pautas a seguir.
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